lunes, 15 de noviembre de 2010

Espejismos

Nuevamente el terror se apodera de mis sueños, el desconcierto y la calamidad me rodean, prisionera estoy de mis fantasmas, en un espejismo tan real que duele y del que no hay escapatoria. Me dejo llevar y lentamente voy sumergiéndome, hundiéndome en el lodo de mis pesadillas.
Una catástrofe de grandes e ignoradas proporciones, ha dejado al país devastado y en caos, vivimos confinados en nuestros hogares, por miedo a los malvados que acechan sin piedad. Estamos imposibilitados de conseguir dinero, el alimento escasea y los hombres, arriesgando sus vidas, se ven obligados a salir al caos y oscuridad total, para buscar algo con que sostener a sus familias, veo con angustia salir de casa a mi esposo, a mi padre, a mis hermanos, veo a mi pequeña pasando hambre y a mi misma vestida de harapos. Estamos todos concentrados en una casa, la que sobrevivió a la catástrofe, allí con mis cercanos pasamos penurias y dolores, siento el miedo y la desesperanza instalados en medio de mi pecho, tanto que duele. Veo las ruinas de la ciudad, veo dolor, palpo la angustia y sufro. Se suceden imágenes espantosas, unas tras otras y no se si las veo desde lejos o estoy prisionera entre ellas. Angustia!!!

Despierto dolorida del alma, y siento alivio de descubrirme en la cama junto a mis amores, con ternura y cuidado, acomodo a mi pequeña que esta atravesada en su cama, le cubro la espalda a mi amado y me acomodo para seguir durmiendo, feliz de haber abandonado mi pesadilla cruel. Pero, sin quererlo, sin sospecharlo, me sumerjo en las mismas angustiantes aguas del espejismo recién abandonado, pero ahora soy yo la que debo recorrer la ciudad en ruinas buscando comida, dinero, agua… me veo vistiendo a mi pequeña, despidiéndome y reconfortándola y abandonando la seguridad de mi hogar, dolorida; junto a mi esposo recorremos calles atestadas de gentes en harapos y desoladas, buscando, al igual que nosotros algo que comer, me duele pensar en que mi niña esta esperándome sola en casa y me agobia, aun mas, que este pasando hambre, caminamos, caminamos y buscamos sin encontrar jamás el ansiado alimento, siento pánico.

Mi sueño da un nuevo y extraño vuelco, algo ha sucedido, la calma y seguridad ha vuelto a la ciudad, ahora veo a miles que vuelven a sus hogares y nosotros también, tranquilos y felices de retomar nuestras vidas, siento al fin paz y creo que ha acabado el dolor. Más solo he mudado una pena por otra, Cristian, me dice que ahora que ha vuelto la paz, me deja!!! Simplemente se marcha en busca de nuevos horizontes, no lo puedo creer, el dolor me atraviesa y la rabia me deja sin habla. Lo amenazo con quitarle a la hija, con que jamás volverá a ver a Antonia, primero grito furiosa, luego amenazo con rabia. Nada lo inmuta, esta decidido e incluso siente que será lo mejor para todos el alejarse completamente de nosotras. No lo puedo creer, le recrimino miles de cosas y al final lo obligo a firmar un documento en que renuncia a su amada hija, solo esperando que con esto reaccione, pero no es así y acude a despedirse de nosotras. El dolor es inmenso, me dobla, me desespera, quiero retenerlo y lo abrazo fuerte, apelo a sus recuerdos, a mis besos, a sus nostalgias, pero nada. Me abraza tierno, siento su calor y duele aun mas este abandono y la idea de una vida entera sin ese calor. Le ruego que se quede, ahora con lágrimas y sumisión, pero él, sereno, se desprende de mí, me arranca de su seno y se aleja. Entre sollozos le pido que se cuide y que vuelva a nosotras cuando desee…

Despierto… él esta apegado a mi espalda, me abraza abandonado a su sueño, siento ese calor dulce y conocido que me acompaña cada noche, cada amanecer, mas allá en su cunita duerme mi pequeña tomada de mi mano, serena y feliz… la bruma de la pesadilla se disipa, me abandono a este amor y siento paz.
Amo!!!

1 comentario:

Cristián dijo...

¿Sabes cómo haber reconocido aquel último ingrato sueño como tal?. Justamente. Ni en la peor de las realidades te podría abandonar, ni a ti ni a nuestra amada Antonia. Qué reconfortante despertar de aquellas aprensiones traducidas en desagradables sueños. Lo importante es que en la realidad, la nuestra, estamos juntos, los tres, como siempre, apretaditos.

Las amo mucho.