sábado, 28 de febrero de 2009

Primeriza

Esperamos tanto su llegada, durante eternos nueve meses, soñamos con el día en que estuviera al fin con nosotros... ver su carita, conocer su sonrisa y sentir sus manitas diminutas aferrandose a nuestro dedo. Ansiosos, temerosos y felices esperamos su llegada, hasta que llego al fin el día del maravilloso encuentro... El Lunes 02 de febrero vino al mundo una pequeñita hermosa de grandes y vivos ojos, frágil, pequeña y nuestra. Eramos padres al fin y al mismo tiempo OHH ERAMOS PADRES!!!

Recuerdo cuando la sentí entre mis brazos por primera vez, una hermosa pequeñita que me observaba curiosa... al verla, al sentir su frágil y pequeño cuerpo contra el mio y su boca ansiosa asiéndose de mi pecho, se despertó en mi un sentimiento tan enorme que abarco todo mi corazón, todo mi ser... un amor sin limites y una necesidad inmensa de protegerla, de acunarla y darle lo mejor de mi y de la vida. Es un sentimiento inexplicable el que nació con mi porota y que ha ido creciendo y madurando con el paso de los días, algo que no logro expresar en palabras y que jamas creí posible. Sus llantos llegan a lo mas profundo de mi alma y remueven mi corazón, haría cualquier cosa para calmar su agonía, su pena, su dolor; hay quienes ríen de mis aprensiones, es que no comprenden este sentimiento loco que llevo dentro de mi y que me une a esa pequeñita, que me mira con amor y confianza.

Muchas veces en este proceso de asumir la maternidad me he sentido impotente ante mi inmensa ignorancia de primeriza, sobrepasada por las múltiples necesidades de este ser que no puede expresarse mas que en sollozos y llantos, llantos que muchas veces no logro interpretar y desearía absorver todo el conocimiento de aquellas madres que me rodean y aconsejan para no fallar en esta enorme desafió de ser MAMA. A veces me siento perdida en un mundo completamente desconocido y me aterra saber simplemente NADA. La veo tan pequeñita a mi "pulguita" y tan necesitada de mi; Su diminuta persona esta entre mis manos y de mi depende su vida y futuro... eso se me vuelve una responsabilidad tan enorme que me aterra y muchas veces me he sentido superada y vencida, agobiada por mi ignorancia, de pie frente a algo totalmente desconocido, para lo que no estaba preparada y no hay manuales que nos digan como hacer bien las cosas. Todos dan consejos... "que has esto, que has aquello" o "que jamas hagas esto o aquello" y yo no se a quien escuchar o como escuchar tantas voces que se alzan y se vuelven sabios ante mi enorme ignorancia y pienso que lo mejor es oír, es poner en practica las voces de aquellos que han atravesado ya este camino y han salido airosos de tan difícil tarea, pero muchas veces se vuelve imposible poner en practica los consejos y me frustro, sintiéndome la peor madre del mundo.

Complejo esto de ser primeriza, esto de experimentar todo por primera vez y enfrentar algo tan enorme y de tanta responsabilidad, como es cuidar de la vida de mi amada pulguita, con tanta ignorancia a cuestas, con tanto desconocimiento y tener el deber de enfrentarlo e ir aprendiendo en el camino, caída tras caída y llena de miedos y dudas y aprensiones. Cada día es un desafío... que el pecho, que mudarla, que cambiarle la ropita, que cuidar su ombliguito, que los chanchitos, que darle el primer baño, que sus llantos y sobresaltos, que su vida frágil en mis manos inexpertas y asustadas. Tantas dudas ¿sentirá calor o tendrá frió? ¿le duele la panza? ¿Siente miedo? y yo sin las respuestas, andando a ciegas y peor aun, aterrada de equivocarme y hacerle daño. Uffff!!!! muchas veces me siento superada, sobre todo después de una larga noche de desvelo junto a mi porota, cansada e ignorante y debiendo enfrentar un nuevo día con todos sus desafíos y ella mirándome fijamente, frágil, desprotegida y yo sintiéndome impotente y quisiera correr, huir lejos de esa mirada que me conmueve.

Son tantas las dudas, tantos los temores y tanta la ignorancia que me acosa que muchas veces desespero, pero al observarle dormida serena y confiada entre mis brazos, gordita y sonriente imagino no estar haciendo tan mal las cosas ¿verdad? Ella luce saludable y feliz, es verdad que tiene algunas mañas inculcadas por mi... esta acostumbrada a los brazos, toma pecho cuando le place y le gusta dormir en brazos, pero a esta sana y feliz, por ahora eso es lo que importa... ya veré mas adelante como me las arreglo...


Primeriza soy y de seguro muchos errores cometeré en el camino y es probable que me arrepienta de muchas tonteras, pero con este inmenso amor que siento "no puedo fallar" ¿verdad?... eso me dijo mi querido hermano y sinceramente he decidido creerle y hacer mi propia receta en esto de criar a mi pulga, ya después corregiré las metidas de pata.

lunes, 9 de febrero de 2009

Su llegada...

Lunes 02 de Febrero, 08:00 am, Clínica Hospital del Profesor...

Estaba aterrada...

Aunque me había preparado mentalmente miles de veces para vivir el ansiado momento de traer al mundo a nuestra hija, al ingresar a pabellón me sentía aterrada; había repasado una y otra vez como seria el proceso y los preparativos médicos para dar la bienvenida a mi ansiada Antonia José... la anestesia, la camilla angosta, los rostros desconocidos observandome e invadiendo mi intimidad, la desagradable sensasion de que parte de mi cuerpo entrara lentamente al mundo de la insensibilidad y había prometido tener calma, dejar que todo transcurriera pensando en el "futuro", que implicaba tener a mi amada porota entre los brazos. Sin embargo, al enfrentar el momento al fin, me sentía aterrada, perdida y lejos de la única persona que me da fortaleza y valor. Temblaba, transpiraba frió y me aferraba a las manos piadosas de la matrona que intentaba calmarme... desesperada trataba de visualizar el rostro de mi esposo y sentir su mano tomando la mía para impartirme valor. Recostada en la camilla, con los brazos extendidos, conectada a maquinas con pitidos extraños, con un medico preguntándome como me sentía y viendo como otros, afanosos, trabajaban en mi vientre me sentía perdida y casi había olvidado el porque me encontraba en tan atemorizante situación. Para empeorar las cosas, una reacción adversa a la anestesia hizo que todo el cuadro se volviera aun mas estresante, en medio de las faenas comencé a tener arcadas incontrolables y el mundo se habría bajo mi espalda y sentía unas ganas locas de salir huyendo, se arrastrarme hasta la puerta suplicando auxilio.
Los médicos se apiadaron de mi e hicieron entrar antes de tiempo a mi amado esposo. Cuando el medico ordeno su ingreso, una luz de esperanza se instalo en mi pecho y sentí un poco de calma, al fin su rostro algo asustado apareció en la puerta y presuroso cogió mi mano temblorosa. En sus ojos normalmente en extremo serenos, se vislumbraba el terror y las incontrolables ganas de salir huyendo, pero resistió estoicamente e incluso fue capaz de grabar la llegada al mundo de nuestra hermosa hija.


Apretando con fuerza mi mano, loco de emoción y felicidad, decía casi gritando "¡Ahí viene, ahí viene! y yo sentía que mi corazón estallaba, poco importaba todo, llegaba al mundo nuestra ansiada hija, al fin nos conoceríamos, al fin la sostendriamos entre nuestros brazos... al fin después de largos nueve meses de incertidumbre y temores, veríamos concretados nuestros anhelos.

A lo lejos sentí un leve quejido, mínimo y de pronto un llanto fuerte y lleno de vida, mi hija había nacido y sus pulmones funcionaban a la perfección. Una calma indescriptible se apodero de mi corazón, de verdad ya nada importaba, de verdad me sentía fuerte y capaz de pasar mil veces por lo mismo con tal de sentir ese llanto delicioso. La trajeron junto a nosotros, aun sucia y asustada, Mi amor la sostenía entre sus brazos y yo la besaba ansiosa y observaba ese rostro hermoso, esos ojos profundos, y grandes mirando el mundo desconocidos. Mi voz lograba calmar algo su llanto y eso me hacia aun mas feliz, mi Hija me reconocía, nos reconocía... Se la llevaron para los examenes y su padre se fue con ella, pero yo ya no temía, ya estaba en calma y un amor nuevo, un sentimiento fuerte e ilimitado invadía mi corazón y me sentía capaz de cualquier cosa, cuando la trajeron aun estando yo en la mesa de operación, regaloneamos los tres, nos reconocimos, nos sumergimos en nuestro mundo y todo el resto desapareció... El, yo y ella reconociendonos, aprendiéndonos y comenzando nuestra vida de a tres...