Y ahora tengo tiempo, más me falta la consabida y anhelada inspiración, las ideas se me hacen esquivas y al final de tanto mirar la página en blanco veo puntitos flotando a mi alrededor. Miles de temas dan vueltas en mi cabeza, pero las ideas no se ordenan y nada bueno brota, mis manos ansiosas detenidas sobre el teclado, la mirada clavada en la pantalla ausente y nada, NADA... golpeteo los dedos en el escritorio esperando que por mágica combustión me invada una ola de inspiración y mis manos corran por el teclado, pero no sucede nada. ¿Será que ha mi vida le falta guión, aventura, suspenso? ¿Será que me he subido a los rieles de la temida rutina y eso me ha robado la inspiración? Repaso el día a día, esta rutina mía, que es casi metódica, que me acondiciona y a la que he acomodado mi mundo.
... Amanecemos en un nudo compacto los tres en la cama matrimonial, demás esta decir que siempre renegué contra esto, pero en fin… cuando no duerme derechamente con nosotros toda la noche, a las 5 am en punto, la pulguita “salta” a nuestra cama y se queda entre nosotros apretujada y feliz, yo la recibo dichosa, me encanta ese calorcito que emana de su diminuto cuerpo, ese aroma a bebe y leche agria, no me importa que me orille en la cama, que se acomode con el potito parado o que le robe la cabecera al papá, todo por disfrutar de esa ternura suya y de su entrega incondicional. El despertador reclama en el velador a las 06:00 am y lo hará cada 10 minutos y siempre la mano de mi amor lo apagara sin conciencia alguna. A las 06:30 es mi obligación despertar a mi amado, para que, rezongón, se lance fuera de la cama, me quedo remolona unos 15 minutos mas, abrazando a mi porota, tratando de absorber toda su paz, todo su amor. Cuando escucho que mi esposo sale de la ducha, me obligo a abandonar ese trocito de cielo junto a mi pequeña y comienzo mi día, la ducha, la crema y demases, ver si esta todo en orden, las cosas de la niña, su ropita, sus juguetes, todo en su lugar, luego el maquillaje, la ropa y esperar a mi Madre… siempre rogando que la porota no se despierte, porque si lo hace el cuento es otro, la tomo en mis brazos, le doy pecho, trato que vuelva a dormir, si no el adiós será triste y me iré con el corazón roto. A las 08:15, salgo corriendo de la casa, me lanzo escalera abajo, corro, corro, saludo al guardia, ese viejito simpático que esta enamorado de mi madre (ja, otra historia) y sigo corriendo hasta la parada de la locomoción, espero, espero, subo, marco, me bajo, espero, subo, marco, corro, cruzo la alameda, me subo al colectivo, me bajo, corro, estoy en la oficina, prendo el computador, reviso mi correo, el de la empresa, imprimo, leo, actualizo, reviso, desayuno a las 09:30, vuelvo al escritorio, trabajo, cada una hora llamo a mi madre, si no me llama ella, para saber de mi pulguita y no es obsesión o que me preocupe que le pase algo, es solo que la extraño mucho y escuchar su vocecita de fondo me llena de energías y fuerzas para seguir. 14:00 almuerzo la asquerosidad del día y a las 17:15 pm, cierro todo, voy al baño y antes de las 17:30 ya voy saliendo de la oficina rumbo a mi hogar. Los 45 minutos que me demoro en el micro hasta la casa, los ocupo en leer un buen libro, el de turno es el “Conde de Montecristo” por segunda vez. Paso a comprarle las “gomitas” a mi porotita y llego a casa casi corriendo a eso de las 18:30. Allí esta ella, junto a su “Tatita” y su “Yaya”, feliz jugando, corre, me abraza, me da besitos y me pide “tetita” o “gomitas” según el humor del día. Los Tatas se marchan y nos quedamos allí las dos en nuestro mundillo, conversamos, le pregunto por su día, ella me mira divertida “bem” me dice cuando la interrogo sobre su comportamiento, amo!!! Me grita y se pega a mi pecho ansiosa. Así, entre charla, Tv y gomitas, da la hora en que llega Papá, ella corre ansiosa a sus brazos, lo saluda y le roba el dulce prometido, con mi amor charlamos del día, de la oficina, de los problemas varios, todo mientras preparamos la once, pronto estamos los tres en la mesa comiendo y viendo Tv. Luego ordenar, preparar las cosas para el otro día, jugamos algo con la niña, planchar y el baño entre “gobos” de la hijita, se viste con el pijama de turno y se niega a dormir. Al fin nos sentamos a ver algo de tv o charlar o un masaje por acá, unos cariños por allá, hasta que el sueño rinde a la pulga y cansados nos arrastramos a la cama. De lunes a viernes esta es mi rutina ¿Fome, agotadora, monótona? No lo sé, pero me acomoda y si puedo robarle al tiempo unos minutos para pasear con mis amores por el jardín y disfrutar de una noche estrellada me siento aun mas completa y en paz.
Sin embargo, la inspiración sigue sin venir y me resigno a cerrar esta pagina en blanco otra vez.
1 comentario:
Página en blanco?, que extraño, yo por el contrario encuentro que es un buen relato de nuestra rutina, sobre todo de cuando nos juntamos. Extraño esa parte de mi día, cuando tengo a las dos mujeres que llenan mi existencia para mí.
Te amo Cosita, ya vendrán otros temas, paciencia.
Me gustó!!!
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