viernes, 19 de febrero de 2010

La noche sin luz...

Se cierne la noche silenciosa sobre nuestras cabezas, la oscuridad lentamente va invadiéndolo todo, todo va transformándose, mutando, las cosas adquieren dimensiones descomunales, las sombras llenan los espacios antes vacíos... y el silencio, el silencio ensordecedor consumiendo mi oxigeno... desespero. Me siento en el mullido sofá del living, mi hijita pequeña duerme serena entre mis brazos... ajena a los pesares, se abandona a mi abrazo y descansa, segura y feliz. Yo me acurruco a ella, busco su calor para entibiar mi alma, para reconfortar mi corazón.
Aquí dentro, es todo silencio y oscuridad, afuera la vida sigue su curso normal, los niños juegan, los padres ven televisión, todos van y vienen y yo, aquí, aplastada por esta escalofriante oscuridad, sola y en silencio. Siento pena de mi, pena por la situación que estamos viviendo, pena por mi pequeña, aunque ella nada sospecha, pena por mi esposo que trabaja hasta estas horas, pena y mas pena. Una lágrima silenciosa recorre mi rostro y luego otra y una tercera... me doy permiso para tenerme lastima, sin culpas, solo lastima por estos momentos difíciles que nos toca atravesar, no importa que sea nuestra culpa, igual duele, igual pesa, igual cansa. Lloro en silencio, desespero, siento lastima de mi... y la oscuridad amenazante se hace mas densa, mas dolorosa, mas real. Trato de pensar en algo peor que esto, mas injusto, mas terrible, mas desgarrador, mil cosas se me vienen a la mente... Haiti, los Judíos en la Alemania Nazi, la Nacha Abarca... todo terrible, mas que esta oscuridad, pero no me consuela, me siento miserable y siento lastima de mi, de nosotros, no puedo evitarlo, nos ha tocado pesado y tengo pena. Sentada en la oscuridad medito en mis haberes y mis faltas, mi mayor haber descansa serena entre mis brazos, el segundo viene en camino cansado pero sano, allá en su casa están mis padres y mas allá mis hermanos, todos a salvo... pero la oscuridad pesa y duele... no puedo evitarlo, me siento miserable, triste y hoy mis faltas pesan demasiado... Siento miedo, un miedo inexplicable a esta dolorosa oscuridad, a esas sombras que juegan caprichosas con mi imaginación, exacerbada por al soledad, miedo al silencio, al vacío, a quedarme con mi dolor a solas, me aferro a mi Antonia, a su calor, a su suave aroma a bebé y me calmo un poco... ya pronto llegará Cristian, ya pronto será mañana y la luz invadirá todo y podremos resolver este embrollo... pero esta noche, esta noche me siento miserable y lloro.