jueves, 7 de junio de 2007

Muerte y Vida

Me siento cruelmente feliz... feliz de estar viva, feliz de no ser yo quien llora la perdida, feliz de sentir, de ver, de amar, de respirar... Feliz de que la muerte, esta vez, halla pasado de largo y tocado a alguien más... al menos por esta vez.
No comprendo plenamente los confusos sentimientos que me atacan dolorosamente desde que murió aquella mujer con quien compartí mi mundo laboral... Cuando me entere de esa partida fulminante y repentina me sentí embargada por la confusión, por la pena y por un misterioso sentimiento de vida... me sentí triste pero VIVA y feliz de estarlo y feliz de que mis seres amados también lo estuvieran y feliz de sentir la manos de mi esposo alrededor de mi cintura y de la sangre recorriendo mis venas y del peso en mis piernas al caminar e incluso feliz de ese dolor cansado en mi espalda, por que dolor solo sienten los vivos ¿verdad?
"Me sentí cruelmente feliz de que esta vez no fueran mis lágrimas las que humedecieran la tierra"
La muerte duele, aunque solo pase junto a nosotros, aunque solo ocupe un día de nuestras vidas, duele y hace que nos replantiemos muchas cosas, muchos sueños, muchos trabajos y muchas penas. Cuando la muerte entra como un visitante fugaz en nuestro mundo, nos remece completamente y esas pequeñas rencillas ya no importan y esas penas someras ya no valen y ese desencuentro y ese malestar y ese... nada importa por que estamos VIVOS, por que esta vez no fue a nosotros a quienes el cruel aguijón de la muerte ataco, por que miramos a nuestro alrededor y están todos a quienes amamos y necesitamos "disfrutando" su metro de oxigeno y sentimos la vida envolvernos y recorrer nuestras venas y el corazón del amado latiendo fuerte junto a nosotros cada noche y la voz de los queridos fuerte y clara al otro lado de la linea telefónica y nos sentimos felices, felices de que la muerte halla pasado de largo...
Es una felicidad cruel y que nos molesta y que callamos, por que comprendemos que en otro mundo, en otro hogar, alguien llora una perdida y sabemos que una vida se extinguió para "siempre" y miles de planes quedaron en el aire y que bajo la tierra duerme un ser que alguna vez amo y deseo y fue feliz, pero no podemos evitar sentirnos vivos, inmensamente vivos, felizmente vivos...
He derramado mis lágrimas silenciosas por esta partida, por que después de todo compartimos este pequeño día a día por casi diez años y las platicas que tuvimos y los secretos y los chismes y todo eso que vanamente alguna vez nos unió quedan grabados en algún sitio de mi corazón, de alguna manera extrañare esa cara un poco hosca pero risueña y esa risa y esas cosas que hacían que ella fuera simplemente ella y lo siento por sus hijas y por esa bebé que no conocerá a su abuela y por ella misma que ya ni siquiera puede llorar... pero no puedo silenciar mi felicidad y no me siento culpable al confesarlo, por que tristemente se que quizás mañana, cuando yo parta o cuando llore una perdida, alguien se sentirá feliz de seguir con VIDA...

2 comentarios:

Cristián dijo...

Al parecer la vida se trata de disfrutarla en la medida de lo posible haciendo las cosas de modo que tengan un buen resultado. Es inebitable en momentos como estos (estando en la "Casa del duelo") pensar en lo frágil que resulta todo lo que somos y todo lo que nos rodea, entre ello la gente a la que queremos y amamos. Lo bueno es que a pesar de que tenemos este visitante fugaz en nuestro mundo -como le llamas- realmente podemos ser felices.

En mi caso por ejemplo, tu compañía en la vida me ha hecho inmensamente feliz y espero siempre de algún modo retribuirte en la misma medida o mas para verte contenta.

Te amo y espero que llegue luego el domingo para que estemos juntitos. Besotes.

Danna dijo...

Simplemete te amo, amo de ti todo y eso vuelve la vida maravillosa. Me encanta compartir mi vida contigo y espero que nunca me faltes. Te necesito para poder respirar.