Por mas vueltas que le doy no logro llegar a un enfoque que me dé la paz necesaria para deshacerme de la pesada sensación de zozobra que he arrastrado durante esta semana angustiosa... La sensación de malestar se inicia siempre en el mismo punto, la famosa invitación al aniversario de bodas y termina, naturalmente, en los mensajes ocultos... pasando por una serie de malos entendidos, comentarios al paso y "traiciones" veladas... En resumen un conjunto de situaciones desagradables aun sin resolver, que probablemente quedaran enredadas en la maraña de las relaciones intrafamiliares.
En busca de una manera razonable y madura de reaccionar he apelado a toda nuestra sensatez, fuerza interior y espiritualidad... Creo, sinceramente, que hemos tomado las decisiones acertadas que mantendrán la paz y no dará en el gusto a aquellos que se alimentan de este tipo de situaciones. Sin embargo, aun no logro dejar atrás este episodio, me da vueltas, me molesta, se me atora en el pecho... Una parte de mi (la vengativa) desea la "revancha" y dejar en evidencia a quienes realmente merecen estos malos ratos, mientras la otra (la sensata) me llama a la cordura, a la calma y me invita a dejar pasar el tiempo y a tomar distancia de toda esta maraña de dimes y diretes...
Este conflicto interno, sumado a los sentimientos que inspira toda esta situación me están enloqueciendo.
¿A quien terminare por escuchar? ¿A mi Yo sensato y tomare distancia y guardare silencio y dejare una vez mas que nos pisoteen (o al menos crean hacerlo)? O quizas debiera escuchar a esa vocecita desagradable que me invita al pleito e invoca mis malos pensamientos, exigiéndome que tome acción y defienda al amor de mi vida sin dejar que nada me amedrente... No lo sé, según mi punto de vista sensato no debemos seguirle el juego y caer en sus arengas y desafíos, en parte por que somos adultos y como adultos podemos enfriar esta situación que no deja de ser una estupidez comparada con todos los reales problemas que tiene esta difícil vida y también por que al final todo caerá por su propio peso sin necesidad de quedar nosotros como los bandidos, es decir, cederles el triunfo en esta batalla y que crean lo que deseen, tomar distancia, después de todo no nos matara, ni quitara nada de lo que realmente nos hace felices. Dejar que este sentimiento de incomodidad y rabia se diluya con el tiempo y la distancia, para que, en un futuro en que las partes contrarias sean mas maduras retomemos (quizas) una buena relación y nos riamos de todas estas tonteras... Cuando lo pienso me parece inteligente, sin embargo no me libera de estas sensaciones desagradables, que hacen que preste oido a ese otro yo que cita todas las anteriores discusiones y malos ratos que no terminan jamás e insiste en que debemos detenerlo de una buena vez para, por lo menos, sacarnos la rabia y me insita a encarar a los descarados... pero no! no! no! ¿verdad? No le cedamos espacio a la ira...
He aqui el conflicto que no me deja respirar, ni vivir en paz...
2 comentarios:
Te vi en el blog de fernandito así que te dejaré un pensamiento y una emoción.
La pelea siempre es emocional, las palabras y la razón que las explican son después, primero el dolor, o la rabia se manifiestan y nos echan a perder el ánimo, después el lenguaje intenta explicar bien o mal lo que pasa o lo que nos ocurre, a veces terminamos justificándonos y a veces sintiéndonos culpables, pero todo eso es como el humo, se disipa, se moldea, se escapa y jamás calza en el molde que quisiéramos, este es malo, este es bueno, este es hediondo y el otro tonto.
Un camino es cambiar de emoción, transformar el estado de ánimo en acción y aceptar o asimilar que el lenguaje es humo, no es la realidad, porque esa... la muy zorra no se deja ver nunca, todo es subjetivo cuando lo dice el lenguaje, en cambio la emoción duele o da placer, pero nos pasa a nosotros.
Así que cuento corto, nunca le des autoridad sobre tu vida a nadie que no merezca esa autoridad y lo que el resto diga o piense es como humo.
Puf, ya se fue...
Cariños a todos
Lo bueno de todo es que podemos decidir cómo tomaremos las cosas. En nuestro caso ya lo hicimos y la verdad es que me siento bastante aliviado - sin dejar de lado el sabor amargo que aportó a nuestras vidas este mal episodio-. La sensatez en este caso es la mejor opción.
Gracias por estar a mi lado aguantando todo lo malo, incluso a mi, que como tu dices me he vuelto un viejo gruñón - cosa que espero mejorar-.
Te amo y deseo con todas mis fuerzas continuar a tu lado en este camino ocasionalmente ingrato pero increíblemente hermoso si tu estás en el.
Publicar un comentario