Desayunamos unos ricos sándwichs sin detener motores... con mi cuñada y las niñas, nos pusimos a cantar voz en cuello a la “Oreja de Van Gogh”... laa laa laa entiendo que te fueras y ahora pago mi condenaaaaa pero no me pidas que lalala!!!! Dulce locura lalala... Todos reíamos de buena gana mientras a velocidad crucero, recorriamos la carretera rumbo a la costa... laa laa laa dulce locura... continuaba sonando de fondo. Pero a poco andar, la mas pequeña del grupo, la “Vale”, comenzó a impacientarse por que el mar no se veía, contagiandonos a todos de ansiedad... Silencio, vacas, bostezos y ovejas... Pero mas temprano que tarde, el horizonte comenzo a convertirse todo en un inmenso cielo azul y al unísono gritamos entusiasmados ¡¡¡Ahí esta el MARRRRRRR!!!
Llegamos a puerto a las 13:00 horas, cosa inexacta por que de paseo nadie vigila el reloj... Como era muy temprano para almorzar, nos desviamos a “Las Rocas de Santo Domingo! o como dijo la Vale... “Las piedras de Santo Domingo”...
¡¡Mar, mar, mar!!!! Corriendo felices por la tibia arena, las niñas iban dejando en el camino la ropa, los zapatos y el estrés... Nosotros le seguíamos a prudente distancia, tomando en consideración los cuantos años que cargamos de mas. Que delicia sentir la arena tibia en la planta de los pies y al viento costero enredar nuestros cabellos. Ver a las olas coronadas de espumas bailando en la orilla de la inmensidad de un mar azul turquesa. El sol fue generoso y se mostró en todo su esplendor. Desafiando todos mis oscuros pronósticos, el día estaba hermoso, caluroso y soleado... Mientras las niñas jugaban en la orilla, mojadas hasta los calzones, risueñas y dichosas, nosotros nos dedicamos a desestresarnos, a sacarnos santiago del cuerpo ¿Como?... Tendidos cual largos eramos hablamos, reímos, nos tomamos fotos y luego mas risas y mas bla bla, humedecidos por unas amables "chelitas"... Mi cuñada tímidamente se fue desprendiendo de las vestimentas para tomar un poco de sol y con mi marido nos escapamos a recorrer la playa tomados de la mano soñando... Todos felices, todos disfrutando, todos "playando"...A eso de las tres de la tarde los pancitos con queso del desayuno, ya habían desaparecido en nuestros estómagos y decidimos que era hora de ir a almorzar un tradicional pescado frito con papas en la pica del Pablo... yo era la única disidente que quería comer pollito, pero ante las burlas de mis compañeros de aventura, termine cediendo a la mayoria y no me arrepiento. No podemos dejar de mencionar que el único descontento del almuerzo fue mi amado esposo... al pobre, como castigo por sus burlas a mi pollo, le toco el único pescado de San Antonio con espinas!!!..
Con la guatita llena y el corazón contento, tomamos rumbo hacia “El Canelo” (Algarrobo), a unos 40 minutos de donde nos encontrábamos, donde los mayores pretendian remojar los huesos. Pero a eso de las cinco el sol traicionero amenazaba con desaparecer, y asustados decidimos desembarcar en la playa mas próxima para poder disfrutar de sus rayos al maximo. La playa resulto ser “El Tabo” (léase la playa d-el Gus-tavo). Instalados entre las rocas, el mar y la arena, seguimos en lo mismo, osea nada, reír, hablar y las niñas chapoteando felices en las pocitas que forman las rocas...
Cuando el sol comenzó a despedirse en el horizonte, el frío costero se dejo sentir y se nos hizo poca la ropa de abrigo que llevábamos, por eso, tras disfrutar una maravillosa puesta de sol, nos preparamos para comenzar a desandar lo andado.
Llegando a Cartagena vivimos una aventura digna de contar... como ya oscurecia a Pablo se le dio vuelta el mapa y perdio el rumbo... Perdidos como el Teniente Bello, dimos cerca de cinco vueltas entre la playa grande, la chica y los altos de Cartagena... "Por aquí vamos bien!!! dale no mas!!!" apoyaba mi esposo que iba de copiloto... y terminábamos donde mismo. Silencio... "Preguntale a alguien..." aconsejaba mi esposo, unico que osaba dar instrucciones. Ya cansado de las vueltas, Pablo le pregunto a algunos oriundos del lugar (mas de tres recuerdo yo) y ellos amablemente y medio risueños nos decían “Mire caballero, si es reee facil!!!... Llegue a la plaza, doble a la izquierda y después es bajar no más...” Ok aqui vamos, siguiendo fiel las instrucciones, llegabamos a la plaza, virabamos a la izquierda, nos topabamos con la playa y pa' delante bajando... y bum!!! otra vez donde mismo... y otra vez y otra. Por casualidad o por las oraciones silenciosas de la Nathalia que ya se veia durmiendo a la orilla del mar, nos topamos con un bus que iba a San Antonio y Pablo se limito a seguirlo...y era por ahí mismito, pero siempre bajando!!! Al fin íbamos por tierra segura, el Faro brillando en lo alto del cerro nos indico que faltaban solo unos minutos para llegar a puerto...
Aperados para la once, nos fuimos al paseo del puerto a tomar un tesito con unos ricos panes y pasear por la orilla del mar majestuoso, oscuro y solitario. Felices, cansados y satisfechos...
He aqui un resumen en fotos...
Ese fue el paseo a San Antonio...lo pasamos fantastico ¿o me equivoco? Espero que el presupuesto, lo animos y la salud permitan en un futuro no muy lejano repetir la aventura todos juntos como familia que somos...