martes, 26 de junio de 2007

Recorriendo nuestro hogar

Yo... feliz sentada en el piso de nuestro aun vacio refugio de amor... de fondo el ventanal aun sin cortinas y la terraza



El guapeton de mi esposo en la terraza disfrutando el frio glacial de Maipú... desde hace semanas que nadie le quita esa sorrisa del rostro



Felices hemos ido acomodando nuestras cosas en el nuevo refugio de amor... El sagrado "Equipo" de mi esposo, la musica (suya, mia y nuestra), los tragos, algunas fotos, unos pocos "chiches", el lucky babú de mi amado, la infaltable botella de vino(Montegras ni mas ni menos...) La vela que regalo Papá y unos pequeños toques dandole a este rincón un sabor nuestro...

El living... Un brazo del pequeño sofá que nos dio canas verdes para entrar y que de seguro cuando salga lo hara por partes... de fondo el ventanal ahora si cubierto por cortinas del "Casa Ideas" y nuestro pequeño televisor. Desde lo alto "Paula" vigila que todo permanezca en su lugar... Nuestras cosas tomando su lugar en "nuestro departamento"... Hay nuevas adquisiciones como la lampara de pie (a mi gusto) y la alfombra roja... todo en conjunto formando nuestro hogar!!!!
Nuestro comedor... pequeñito... el de siempre... el regalo de los Papás... con su buen ramo de flores adquirido en Paris... (la tienda), su caminito y la buena lampara (gusto de mi esposo) gobernando desde el techo...por aca esta la estufita oleoelectrica que en este invierno poco nos ha calentado

"Hogar dulce Hogar"

jueves, 7 de junio de 2007

Muerte y Vida

Me siento cruelmente feliz... feliz de estar viva, feliz de no ser yo quien llora la perdida, feliz de sentir, de ver, de amar, de respirar... Feliz de que la muerte, esta vez, halla pasado de largo y tocado a alguien más... al menos por esta vez.
No comprendo plenamente los confusos sentimientos que me atacan dolorosamente desde que murió aquella mujer con quien compartí mi mundo laboral... Cuando me entere de esa partida fulminante y repentina me sentí embargada por la confusión, por la pena y por un misterioso sentimiento de vida... me sentí triste pero VIVA y feliz de estarlo y feliz de que mis seres amados también lo estuvieran y feliz de sentir la manos de mi esposo alrededor de mi cintura y de la sangre recorriendo mis venas y del peso en mis piernas al caminar e incluso feliz de ese dolor cansado en mi espalda, por que dolor solo sienten los vivos ¿verdad?
"Me sentí cruelmente feliz de que esta vez no fueran mis lágrimas las que humedecieran la tierra"
La muerte duele, aunque solo pase junto a nosotros, aunque solo ocupe un día de nuestras vidas, duele y hace que nos replantiemos muchas cosas, muchos sueños, muchos trabajos y muchas penas. Cuando la muerte entra como un visitante fugaz en nuestro mundo, nos remece completamente y esas pequeñas rencillas ya no importan y esas penas someras ya no valen y ese desencuentro y ese malestar y ese... nada importa por que estamos VIVOS, por que esta vez no fue a nosotros a quienes el cruel aguijón de la muerte ataco, por que miramos a nuestro alrededor y están todos a quienes amamos y necesitamos "disfrutando" su metro de oxigeno y sentimos la vida envolvernos y recorrer nuestras venas y el corazón del amado latiendo fuerte junto a nosotros cada noche y la voz de los queridos fuerte y clara al otro lado de la linea telefónica y nos sentimos felices, felices de que la muerte halla pasado de largo...
Es una felicidad cruel y que nos molesta y que callamos, por que comprendemos que en otro mundo, en otro hogar, alguien llora una perdida y sabemos que una vida se extinguió para "siempre" y miles de planes quedaron en el aire y que bajo la tierra duerme un ser que alguna vez amo y deseo y fue feliz, pero no podemos evitar sentirnos vivos, inmensamente vivos, felizmente vivos...
He derramado mis lágrimas silenciosas por esta partida, por que después de todo compartimos este pequeño día a día por casi diez años y las platicas que tuvimos y los secretos y los chismes y todo eso que vanamente alguna vez nos unió quedan grabados en algún sitio de mi corazón, de alguna manera extrañare esa cara un poco hosca pero risueña y esa risa y esas cosas que hacían que ella fuera simplemente ella y lo siento por sus hijas y por esa bebé que no conocerá a su abuela y por ella misma que ya ni siquiera puede llorar... pero no puedo silenciar mi felicidad y no me siento culpable al confesarlo, por que tristemente se que quizás mañana, cuando yo parta o cuando llore una perdida, alguien se sentirá feliz de seguir con VIDA...