Que sensación extraña me llena el alma, que insólito esto de no poder dejar de llorar cada vez que recuerdan la trágica muerte de unrostro televisivoal que jamás conocí personalmente y que es más, por el que siempre sentí algo de recelo por su forma caprichosa de ser, pensaba que se creía demasiado “el cuento” de su fama y de ser “mino”, aunque la verdad nunca supe mucho de él, nunca seguí sus pasos o programas, simplemente, decía yo, “no me vende el cuento”, ni tan lindo que es!!!!!!! refunfuñaba cuando todas gritaban por él. Raro pues es que, ahora, que falleció de trágica forma, que sus restos están desaparecidos y que el mundo entero (país) llora su partida, me sienta profundamente conmovida, y llore. Sí, lloro y con pena, con tristeza y no podría explicar por qué.
Con el partieron 20 personas, todas iban en un vuelo rumbo a Juan Fernández, una isla que fue duramente golpeada por el tsunami del año pasado, iban pues en la misión de ayudar a levantar parte de lo que aún faltaba por reconstruir y aunque también me conmueve que estas bondadosas personas hayan encontrado la muerte de forma tan violenta y sorpresiva, dejando familias doloridas y solas, me perturba de forma extrañamente particular que este “famoso extraño” desapareciera tan violentamente.
Me analizo pues, buscando en lo más profundo de mi ser, siendo completamente sincera conmigo misma y aplicando los más altos valores emocionales para encontrar una razón cuerda a esta desazón que me invade cada vez que recuerdo que este “famoso extraño” ya no está más con nosotros y no la encuentro. Pienso primero que era un rostro muy muy público, un rostro que siempre podías ver por qué, no solo era rostro de TV, sino también de grandes tiendas, y de portada de diarios y revistas, y claro ya no estará más, o quizás estará, pero siempre diremos o pensaremos… pensar que está muerto!!!.También he de reconocer que era un hombre apuesto, “mino”, joven (44 años), solitario, con plata, fama y una controvertida vida amorosa, una parcela en chicureo y una pasión insólita por los Halcones y los animales en general, un hombre con suerte, podría decirse y murió en el esplendor de su vida y fama, cuando menos lo pensaba, cuando más lleno de vida y pleno se sentía, imbuido en su fama, en una floreciente relación amorosa, en hacer cosas por los menos afortunados, sintiéndose por decirlo así “dueño del mundo” y de su vida, capaz de cualquier cosa. Sin embargo, el infortunio lo sorprendió en el aire, rumbo a una buena acción… el avión en que viajaba capoto contra el mar y con tal fuerza que se desintegro sin dejar rastro de su famosa persona. Así, aunque tenía planes, miles quizás para el futuro, que cuidaba su salud, su apariencia, que “tenía toda una vida por delante”, un accidente brutal corto todos sus sueños, toda su vida, todo su futuro y desapareció para siempre de nuestras vidas, ya no está más y eso me conmueve, me parece increíble y me llena de una sensación horrenda de fragilidad.
Sí, por que inevitablemente pienso cuan frágiles somos, como penden de un hilo nuestras vidas, hoy estamos, mañana quizás.Por más que nos esforcemos o nos cuidemos, un cruel accidente involuntario puede sesgar nuestras vidas de pronto, sin darnos tiempo de decir adiós y peor aun dejando dolorida a muchas personas que nos aman, conmovidos y afectados a un punto que no podremos controlar. ¿Qué hacer con esta posibilidad tan real pendiendo sobre nuestras cabezas constantemente? ¿Decir “te amo” más constantemente?, ¿discutir menos y perdonar más? ¿No dejar que los problemas nos afecten demasiado porque al final mañana puede que no estemos para solucionarlos o cargar con ellos? Decir adiós cada mañana, junto a las palabras con que quisiéramos nos recordaran? ¿Qué hacer?... tratar de vivir a concho cada día porque quizás será el último?... la verdad sería un calvario estar constantemente pensando en que moriremos o que alguien que amamos puede desaparecer dentro de los próximos minutos y sin despedirse. Cruel es, pero real.Sin embargo, creo yo, lo más saludable para nuestras mentes, es obviar irresponsablemente esa posibilidad. Quizás, amar y perdonar más, ser más tolerantes y menos graves, vivir y gozar de la vidacon lo bueno y lo malo, más inconscientes de que mañana podremos no estar.
Tengo yo una esperanza maravillosa para el futuro y me esfuerzo día a día porque, no solo yo, sino también mis amores, podamos disfrutar juntos de ella y ser felices sin el cruel verdugo de la muerte pendiendo sobre nuestras cabezas. Eso me calma de cierta manera, me da algo de paz pensar que la muerte no es algo eterno, que es dolorosa, cruel pero no eterna.
Con todo, estoy conmovida, dolida, afectada por la trágica desaparición de este “famoso extraño”, por todo lo antes dicho y también simple y llanamente porque soy humana y el corazón duele con la muerte, porque no fuimos creados para aceptarla, sea la muerte de quien sea, aun de alguien que no conocemos.
Como conclusión… Sí, TENGO PENA POR QUE FELIPE CAMIRUAGA SE MURIO, tengo pena y no me mires con esa cara de incredulidad, porque como el resto del país estoy conmovida y lloraré las lágrimas que deba hasta que deje de doler ok!!!! Hasta que me acostumbre, me lo crea o lo que sea que tenga que suceder para que deje de darme pena.
Con el partieron 20 personas, todas iban en un vuelo rumbo a Juan Fernández, una isla que fue duramente golpeada por el tsunami del año pasado, iban pues en la misión de ayudar a levantar parte de lo que aún faltaba por reconstruir y aunque también me conmueve que estas bondadosas personas hayan encontrado la muerte de forma tan violenta y sorpresiva, dejando familias doloridas y solas, me perturba de forma extrañamente particular que este “famoso extraño” desapareciera tan violentamente.
Me analizo pues, buscando en lo más profundo de mi ser, siendo completamente sincera conmigo misma y aplicando los más altos valores emocionales para encontrar una razón cuerda a esta desazón que me invade cada vez que recuerdo que este “famoso extraño” ya no está más con nosotros y no la encuentro. Pienso primero que era un rostro muy muy público, un rostro que siempre podías ver por qué, no solo era rostro de TV, sino también de grandes tiendas, y de portada de diarios y revistas, y claro ya no estará más, o quizás estará, pero siempre diremos o pensaremos… pensar que está muerto!!!.También he de reconocer que era un hombre apuesto, “mino”, joven (44 años), solitario, con plata, fama y una controvertida vida amorosa, una parcela en chicureo y una pasión insólita por los Halcones y los animales en general, un hombre con suerte, podría decirse y murió en el esplendor de su vida y fama, cuando menos lo pensaba, cuando más lleno de vida y pleno se sentía, imbuido en su fama, en una floreciente relación amorosa, en hacer cosas por los menos afortunados, sintiéndose por decirlo así “dueño del mundo” y de su vida, capaz de cualquier cosa. Sin embargo, el infortunio lo sorprendió en el aire, rumbo a una buena acción… el avión en que viajaba capoto contra el mar y con tal fuerza que se desintegro sin dejar rastro de su famosa persona. Así, aunque tenía planes, miles quizás para el futuro, que cuidaba su salud, su apariencia, que “tenía toda una vida por delante”, un accidente brutal corto todos sus sueños, toda su vida, todo su futuro y desapareció para siempre de nuestras vidas, ya no está más y eso me conmueve, me parece increíble y me llena de una sensación horrenda de fragilidad.
Sí, por que inevitablemente pienso cuan frágiles somos, como penden de un hilo nuestras vidas, hoy estamos, mañana quizás.Por más que nos esforcemos o nos cuidemos, un cruel accidente involuntario puede sesgar nuestras vidas de pronto, sin darnos tiempo de decir adiós y peor aun dejando dolorida a muchas personas que nos aman, conmovidos y afectados a un punto que no podremos controlar. ¿Qué hacer con esta posibilidad tan real pendiendo sobre nuestras cabezas constantemente? ¿Decir “te amo” más constantemente?, ¿discutir menos y perdonar más? ¿No dejar que los problemas nos afecten demasiado porque al final mañana puede que no estemos para solucionarlos o cargar con ellos? Decir adiós cada mañana, junto a las palabras con que quisiéramos nos recordaran? ¿Qué hacer?... tratar de vivir a concho cada día porque quizás será el último?... la verdad sería un calvario estar constantemente pensando en que moriremos o que alguien que amamos puede desaparecer dentro de los próximos minutos y sin despedirse. Cruel es, pero real.Sin embargo, creo yo, lo más saludable para nuestras mentes, es obviar irresponsablemente esa posibilidad. Quizás, amar y perdonar más, ser más tolerantes y menos graves, vivir y gozar de la vidacon lo bueno y lo malo, más inconscientes de que mañana podremos no estar.
Tengo yo una esperanza maravillosa para el futuro y me esfuerzo día a día porque, no solo yo, sino también mis amores, podamos disfrutar juntos de ella y ser felices sin el cruel verdugo de la muerte pendiendo sobre nuestras cabezas. Eso me calma de cierta manera, me da algo de paz pensar que la muerte no es algo eterno, que es dolorosa, cruel pero no eterna.
Con todo, estoy conmovida, dolida, afectada por la trágica desaparición de este “famoso extraño”, por todo lo antes dicho y también simple y llanamente porque soy humana y el corazón duele con la muerte, porque no fuimos creados para aceptarla, sea la muerte de quien sea, aun de alguien que no conocemos.
Como conclusión… Sí, TENGO PENA POR QUE FELIPE CAMIRUAGA SE MURIO, tengo pena y no me mires con esa cara de incredulidad, porque como el resto del país estoy conmovida y lloraré las lágrimas que deba hasta que deje de doler ok!!!! Hasta que me acostumbre, me lo crea o lo que sea que tenga que suceder para que deje de darme pena.